Cuando hablamos de transición energética, el primer paso es la descarbonización, es por eso que, en muchos países, se han establecido metas específicas para esto, en un esfuerzo por reducir las emisiones de dióxido de carbono.
En Chile, el objetivo de la descarbonización está fijado para el 2040; sin embargo, la segunda etapa —que implica disminuir la dependencia del petróleo y del gas natural— es aún más compleja.
En los últimos años, los avances significativos en tecnologías de almacenamiento de energía con baterías han posicionado a los sistemas electroquímicos de baterías, conocidos como Battery Energy Storage Systems (BESS), como una alternativa prometedora frente a otros métodos de almacenamiento. Esto, porque permiten una gestión eficiente y flexible de la energía, convirtiéndose en una tendencia tanto para quienes consumen energía, como para quienes la generan a través de centrales generadoras de tecnologías renovables variables, e incluso en reconversión de centrales a carbón en retiro.
Entre las ventajas de los sistemas BESS se incluye su rápida implementación y un uso eficiente del terreno (un proyecto de 1 GWh ocupa menos de 10 hectáreas). Es por eso que, actualmente, estos sistemas son más utilizados para la acumulación de energía, considerando que, además, requieren bajo mantenimiento y poseen una alta densidad energética, lo que significa que pueden almacenar una mayor cantidad de energía en un espacio más reducido.
En el contexto actual de la industria energética, es impensable planificar un proyecto de generación de energía sin considerar la integración de soluciones BESS, pues no solo complementan fuentes de energía renovables como la solar, o la eólica, sino que son esenciales para reducir los vertimientos y aumentar la competitividad en el mercado, permitiendo colocar la energía en el sistema en el horario en que este más lo requiere y que es más conveniente para el propietario.
Recientemente, el Gobierno lanzó el Plan de Fomento para el Desarrollo de Sistemas de Almacenamiento, el cual considera la asignación de terrenos fiscales para proyectos de almacenamiento de energía que entrarán en funcionamiento el año 2026.
Respecto de esta iniciativa, Antonio Rubilar, socio del estudio de abogados Albagli Zaliasnik (az) sostiene que esta es una muy buena señal, pero que el vencimiento del plazo para presentar ofertas es muy corto (solo un mes).
“Hay que tomar en cuenta que los requerimientos para la licitación son muy intensos y, por lo tanto, con tan poco tiempo, solo quienes tienen sus proyectos muy adelantados podrán presentarse en esa licitación. A nivel de Gobierno, se debería impulsar que se presenten ofertas serias y, para esto, es necesario que tengan un tiempo adecuado, que permita hacer análisis”, señala.
Por otra parte, el Gobierno retiró recientemente el reglamento de potencia, a través del cual se introducirían las disposiciones sobre la remuneración que recibirán los sistemas de almacenamiento de energía.
Antonio Rubilar explica que el retiro de la iniciativa genera incertidumbre. “En este reglamento se va a reconocer el almacenamiento de energía como una fuente para recibir pago de potencia, es decir, que el almacenamiento de energía es un elemento que le va a dar seguridad al sistema y, por lo tanto, como algo que vale la pena remunerar. Por lo tanto, es fundamental que el Gobierno avance finalmente en la presentación del decreto. Ha habido un ir y venir, donde lo presentan y lo retiran, lo que está haciendo que la certeza jurídica en la batería normativa, que es necesaria para que el almacenamiento de energía reciba las señales de inversión que corresponden”, puntualiza.
Fuente: El Mercurio 15 de mayo de 2024.
