Columna de Ariela Agosin: Seamos pioneros

Mar 14, 2025

Con motivo del mes de la Mujer los invitamos a leer la columna escrita por nuestra socia Ariela Agosin, donde abordó las oportunidades que tiene Chile en materia de equidad de género y liderazgo.

Este 2025 se cumplen 30 años de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, adoptada en 1995 por 189 gobiernos. Este documento sigue siendo el plan de acción más progresista y avalado, para el avance de los derechos de las mujeres y niñas en el mundo. Sin embargo, en este aniversario, vemos al mismo tiempo cómo políticas globales y muchas empresas han frenado sus políticas pro diversidad e inclusión.

Pero como suele decirse, “cada problema es una oportunidad disfrazada“. Mientras el cierre de la brecha de género parece estar en riesgo, nuestro país tiene la oportunidad de avanzar más rápido y ser un referente mundial. El desafío no es fácil. La estructura social y la cultura arraigada aún dificultan el crecimiento profesional femenino en momentos clave.

Las cifras lo confirman. Según la OIT, la tasa de participación laboral femenina global es del 50,8 %, frente al 80,7 % de los hombres. En Latinoamérica, las mujeres dedican en promedio 38 horas semanales al trabajo no remunerado, mientras que los hombres solo 16 (CEPAL, 2023). Esta carga desigual impacta el desarrollo profesional.

En el ámbito legal, por ejemplo, esta brecha es notoria. En los estudios jurídicos, el ascenso de junior a socio ocurre entre los 30 y 45 años, coincidiendo con la edad en que muchas mujeres forman familia. No existiendo políticas claras en el apoyo a esta etapa de la vida de las mujeres, difícilmente podrán ascender a la par que sus colegas hombres. Otras dificultades están dadas por los prejuicios que aún existen entre socios y clientes en cuanto a la disponibilidad para el trabajo de las féminas. Por su parte, al estar dominadas las cúpulas por hombres, estos tienden a recomendar también a sus congéneres, limitando la representación femenina en rankings y posiciones de liderazgo. Todo ello, perpetúa un círculo -o el techo de cristal– que es difícil de romper. Esto explica en parte, por qué en 2023 solo el 22 % de los socios en las principales firmas globales eran mujeres (Chambers & Partners).

¿Qué hacer? Primero, no olvidar a quienes nos precedieron. Es crucial reconocer el esfuerzo de quienes abrieron camino y seguir defendiendo sus conquistas. Esto implica educar sobre la historia de los derechos de las mujeres y resistir retrocesos en políticas públicas. La Declaración de Beijing es resultado de años de lucha de activistas y líderes que lograron posicionar la equidad de género en la agenda global. Hoy, debemos reforzar la educación en igualdad desde edades tempranas, promoviendo currículos escolares que incluyan el legado de estas mujeres pioneras. También es fundamental impulsar la memoria histórica a través de campañas de concienciación, conferencias y conmemoraciones que refuercen la importancia de estos avances y los peligros de perderlos.

Segundo, apoyar a quienes vienen después. La responsabilidad no es solo individual, sino colectiva. Exigir políticas de corresponsabilidad es clave, desde la implementación de licencias parentales equitativas hasta la creación de espacios de trabajo con horarios flexibles que permitan equilibrar vida laboral y familiar. Seguimos viendo que se celebra cuando un hombre “ayuda” en el hogar, cuando la corresponsabilidad debería ser la norma.

También es esencial visibilizar liderazgos femeninos en todas las áreas, promoviendo la mentoría y el patrocinio profesional entre mujeres. Además, debemos estar atentos a los cambios normativos que amenazan estos derechos y participar activamente en su defensa, promoviendo políticas públicas que consoliden la equidad de género en todos los ámbitos y contar con ambientes laborales seguros y equitativos.

Esto no es una cuestión puramente de derechos, este tema tiene una importancia económica fundamental. Las cifras muestran que cerrar la brecha de género podría añadir hasta 28 billones de dólares al PIB global para 2025 (McKinsey Global Institute). El impacto es innegable. Podemos imaginar entonces que el anhelado crecimiento en Chile es imposible sin políticas tendientes a cerrar esa brecha e incorporar más mujeres al mundo laboral. Por el contrario, caminar en ese sentido, incuestionablemente producirá efectos económicos positivos. La pregunta es: ¿aprovecharemos esta oportunidad?

Columna escrita por:

Ariela Agosin | Socia | aagosin@az.cl

Fuente: La Terceera, 14 marzo. [Ver aquí]

Te podría interesar