Compartimos la columna de opinión de nuestro socio Eugenio Gormáz, quien se refirió a los derechos asociados a los creadores de contenido y su interacción con las nuevas tecnologías.
La imposición de una multa de 250 millones de euros a Google por parte de la Autoridad de la Competencia de Francia arroja luz sobre una problemática cada vez más relevante en la era digital: el equilibrio entre la innovación tecnológica y el respeto por los derechos de los creadores de contenido. Este conflicto, centrado en las acusaciones hacia Google de negociar de manera no transparente y de buena fe con los medios de comunicación, así como el uso no autorizado de contenido para entrenar su inteligencia artificial, Bard, resalta la complejidad de las relaciones entre gigantes tecnológicos y la industria de los medios.
La situación se agrava con la afirmación de Google de que la multa es “desproporcionada” y su llamado a más claridad en las normativas que rigen la remuneración por contenido. Esta defensa pone de manifiesto las dificultades inherentes a la regulación de prácticas comerciales en un espacio tan dinámico y en constante cambio como el internet. A pesar de estos desafíos, Google ha expresado su disposición a realizar ajustes solicitados por la autoridad reguladora, lo que podría interpretarse como un paso hacia la resolución de este conflicto prolongado.
El caso no es único ni limitado a Francia, sino que es reflejo de un debate global sobre la manera en que las plataformas digitales interactúan con los creadores de contenido. La legislación francesa de 2019, que busca establecer “condiciones de una negociación equilibrada” entre plataformas y medios, es parte de un esfuerzo más amplio por adaptar las regulaciones a las realidades de nuestro tiempo, intentando proteger los intereses de los creadores en la vastedad del ámbito digital.
Este episodio subraya la necesidad de un marco regulatorio que equilibre innovación y derechos de autor, promoviendo un entorno donde el contenido de calidad pueda ser adecuadamente compensado, manteniendo al mismo tiempo la libertad y la apertura que han caracterizado a internet. Aunque Google señala los desafíos de definir claramente las reglas del juego en un entorno tan fluido, es crucial encontrar un equilibrio que reconozca tanto el valor de la tecnología como el de la creatividad humana.
La resolución de este caso podría marcar un precedente importante para futuras negociaciones entre plataformas digitales y creadores de contenido. Sin embargo, la conclusión a la que se llegue no debería simplemente buscar el equilibrio entre las demandas económicas de los medios y las prácticas operativas de las plataformas tecnológicas. Más bien, debería aspirar a redefinir las normas de colaboración en el ecosistema digital, fomentando un entorno en el que la innovación tecnológica y la producción de contenido de calidad puedan coexistir y enriquecerse mutuamente.
Así, si bien la disposición de Google a aceptar cambios sugiere un avance hacia la resolución de este conflicto, el verdadero desafío yace en la capacidad de las partes involucradas para concebir un sistema que no solo resuelva este caso específico, sino que también establezca principios más amplios para la interacción entre tecnología y contenido. Esto no solo beneficiaría a los medios y a las plataformas digitales, sino que, en última instancia, enriquecería el panorama digital para los usuarios al garantizar un flujo constante de contenidos, alimentado por una relación justa y equitativa entre quienes crean el contenido y quienes lo distribuyen.
Por Eugenio Gormáz, Socio líder del Grupo IP, Tech and Data de Albagli Zaliasnik (az)