Columna escrita por nuestra Directora Legal & Business, Stephanie Cruz, reconocida en noviembre de 2022 por la Fundación Pro Bono Chile como Coordinadora del Año.
En esencia, el pro bono es el trabajo voluntario que realizan los abogados por el bien público. Es el compromiso que traslada nuestras capacidades profesionales a una categoría distinta en la que el cambio social puede obtenerse de forma real y palpable, no como una mera declaración de principios.
Cuando el pro bono se realiza dentro de un bufete o de un departamento jurídico en el marco de un programa, como cualquier otro departamento jurídico, requiere estructura, gestión y ejecución. De lo contrario, en lugar de prosperar, lo más seguro es que se convierta en un proyecto lánguido con una actividad esporádica.
En este contexto, el trabajo tras bambalinas de los asuntos pro bono se convierte en un factor clave para cualquier bufete o departamento jurídico que realmente quiera poner en marcha un programa significativo. Esta labor la realiza normalmente un coordinador o director, que trabaja durante todo el año en diferentes facetas con el propósito de inculcar estos valores fundamentales en sus equipos y asumir retos jurídicos para la mejora de la sociedad.
El tipo de tareas que realiza un coordinador o director pro bono incluyen: la revisión y selección de casos pro bono; la promoción de los casos dentro de sus departamentos; el seguimiento y supervisión de la calidad del servicio y trato que se proporciona a los clientes pro bono; la resolución de cualquier conflicto relacionado con el trabajo realizado; y el enlace con los centros de intercambio de información locales y la comunidad jurídica.
Los bufetes más grandes pueden tener el pro bono como un área de práctica completamente desarrollada; éstos contratan abogados que trabajan a tiempo completo en casos pro bono. Los bufetes medianos y pequeños suelen tener un programa pro bono a través del cual sus abogados asumen casos de forma voluntaria (en la medida de lo posible en consideración a sus tareas legales ordinarias). Muchos despachos también han suscrito iniciativas o declaraciones internacionales pro bono, por las que asumen el compromiso de realizar un determinado número de horas pro bono. En cualquiera de estas situaciones, los coordinadores tienen la difícil tarea de equilibrar la coordinación sensata de un programa pro bono y la ejecución del trabajo jurídico cotidiano tradicional.
Entonces, ¿por qué ser coordinador pro bono? Es cierto que requiere muchas horas de trabajo que aparentemente pasan desapercibidas, pero ciertamente no pasan desapercibidas. Cuando se participa en la coordinación de un programa de este tipo, se tiene la responsabilidad de poner en contacto a personas que necesitan servicios jurídicos con profesionales que usted personalmente sabe que pueden lograr un cambio real y que, además, desean hacerlo. Este tipo de trabajo te permite contribuir continuamente al cambio social con una visión más amplia de cómo encajan todas las piezas para un bien mayor.
Este artículo apareció por primera vez en el sitio web del Comité Pro Bono de la División de Interés Público y Profesional de la International Bar Association, y se reproduce con la amable autorización de la Asociación Internacional de Abogados (IBA, por sus siglas en inglés). Londres, GB.